Nunca había disfrutado tanto de los amaneceres y atardeceres como ahora que estoy en Alemania. Es impresionante la vista. Viví mucho tiempo en Venezuela y cuando iba a la playa, a veces veía los cielos rojizos. Pero aquí disfruto de todas las tonalidades. Hasta entendí la frase “la hora rosa”, que creía que se trataba del gin tónic rosado.